Muy buenas a todos.
La expedición ha decidido excepcionalmente desviarse un poco de la originaria ruta 66 para avanzar hacia el sur y visitar un lugar de culto imprescindible como es Graceland, antigua residencia y actualmente casa museo del "Rey" Elvis Presley en Memphis.
Pero antes de esa visita hemos pasado dos grandes días 450 kilómetros más al norte en San Luis.
Contra todo pronóstico la visita a la ciudad ha sido de las más gratificantes visual y emocionalmente que hemos podido disfrutar. Ya acostumbrados a los grandes rascacielos la suavidad de San Luis, su animada tranquilidad y sus noches de Jazz, Blues, Soul y R&B nos han conquistado completamente.
San Luis se sitúa estrategicamente en la confluencia del río Missouri con el Mississipi. En el centro de la ciudad se levanta el "Gateway Arch" un gigantesco arco de acero que se asoma desde sus 196 metros de altura al perezoso Misssissipi donde enormes barcos areneros descienden lentamente por sus oscuras aguas.
Construido con las más novedosas técnicas arquitectónicas de 1965 el arco simboliza la puerta de entrada a la expansión del comercio de la zona Este de los Estados Unidos con las Grandes Llanuras y el Lejano Oeste.
Antes de visitarlo decidimos hacer una paradita en la mayor fábrica del mundo de uno de nuestros patrocinadores oficiales (y así comprobar en qué se gastan el dineral que diariamente invertimos en él)
Efectivamente la factoría de cervezas Budweiser se alza a pocos kilómetros del centro y es una de las mayores atracciones de la ciudad además de ser el orgullo de los habitantes de San Luis. Tras la compra de la famosa marca por una compañía belga en 2008 la propia guía del país nos advierte de que no es una gran idea preguntar en la fábrica: "Ahora que los belgas son dueños de Budweiser, ¿significa eso que sabrá a algo?"
Dentro somos introducidos en un tour turístico y podemos encontrar los famosos caballos Clydesdale que tiraban antiguamente de los carros de cerveza. Estos enormes animales de labranza se caracterizan por sus patas peludas y de color blanco. Ahora simplemente los mantienen como recuerdo de tiempos pasados en preciosas cuadras dentro del enorme recinto que ocupa la fábrica.
El tour continuó con muchas explicaciones de datos, números e historia de la fábrica (omitiendo lo de la venta a los belgas) Al final nos llevaron a ver los gigantescos barriles donde fermenta la cerveza, y todo el proceso que sigue el preciado líquido hasta su embotellado, etiquetado y empaquetado final.
Tras las fotos de rigor nos llevaron a una sala donde poder degustar algunas de las cervezas de la marca matriz. Como no podía ser menos y tras intentar probarlas todas (tenían más de doce clases distintas entre rubias y negras) fuimos amablemente invitados a abandonar el recinto ya que habíamos sobrepasado con creces lo que por estos lares consideran normal en la ingesta de cerveza de un ser humano tipo.
Tras comprar algunos recuerdos salimos hacia el centro de la ciudad para visitar el arco. Debajo de éste se extiende un magnífico parque que vuelve a deleitar los sentidos del visitante con sus castaños y robles de múltiples colores y con la alegría visual del cielo azul intenso surcado por esporádicas nubes blancas. Un tiempo delicioso y una temperatura fantástica que afortunadamente hemos disfrutado en casi todos los días de este viaje. Al llegar a los pies de la estructura quedamos absolutamente prendados del monumento al que hicimos fotos desde todos los lugares y ángulos posibles.
Después nos metimos en un mini funicular en el que apenas cabían en cada vagoncito cinco personas sentadas y pegadas unas a otras. La ascensión por el interior del arco es un tanto claustrofóbica pero la llegada a la cima merece realmente la pena. Unas ventanas con acristalamiento de seguridad se abren a ambos lados del arco permitiendo ver una impresionante panorámica de la ciudad por el oeste y el río Mississipi por el este. Con esas maravillosas vistas a ambos lados, Conrado y Javier se hincharon a sacar fotos y vídeos mientras Antonio permanecía en el centro del arco visiblemente afectado por el movimiento cimbreante de la estructura.
La visión de la ciudad es realmente hermosa pudiendo observarse claramente el Jefferson Memorial y el estadio de béisbol de los Cardinalds equipo adorado en la ciudad y que está a punto de eliminar a los Brewers de Milwaukee. Estuvimos debatiendo (jejeje) si ir al campo a ver el cuarto partido de las series pero nuestro desconocimiento total de las más elementales reglas de este deporte terminó por desanimarnos. Cuando vimos después el ambiente alrededor del campo y por las calles nos arrepentimos de nuestra desafortunada decisión.
Tras finalizar los reportajes gráficos y bajar del arco en las agobiantes cabinas infernales nos acercamos un momento a orillas del Mississipi para tocar sus aguas y "bautizarnos" simbólicamente en él.
Pero lo que más nos ha gustado de San Luis sin duda han sido las dos noches de Blues y Jazz en el downtown de la ciudad. Fuimos a un par de clubs a escuchar las bandas que diariamente tocan en la zona. La "Ground Floor Band" el miércoles y especialmente "Kim Massie & The Solid Senders" el jueves nos cautivaron completamente.
La actuación de Kim Massie con su poderosísima voz y arropada por la enorme calidad de los músicos de su Banda fue sin duda el cierre estrella de nuestra estancia. Kim, una gigantesca cantante negra de San Luis, hizo vibrar todos nuestros sentidos con sus melodías. Escuchábamos en absoluto silencio mientras las cálidas notas del saxo se alejaban flotando para mezclarse con el aroma intenso del Mississipi. De vez en cuando, entrando muy despacito por las vías cercanas, un tren de mercancías con más de cien vagones ponía el contrapunto al escenario con su suave traqueteo. Los acordes del R&B, del Blues y del Soul ascienden hacia una luna, llena, reluciente, colgada en un cielo sin estrellas y cerrando los ojos vuelves a sentir en la sangre la inconfundible alegría de estar vivo. Sin decir nada miras a tus compañeros de viaje, sonríes y entrechocas suavemente las cervezas en un brindis íntimo y silencioso.
Con ese brindis en el que todos estáis incluidos os decimos adiós de momento. Elvis nos espera en su casa de Graceland.
C&A (+ J)
Enhorabuena por el blog, seguiré por aquí vuestras peripecias, henchido e hinchado de envidia, que ya sabéis que nunca es sana, como dicen.
ResponderEliminarDisfrutad de tan maravillosa experiencia, abrazos.
jajajaj.... asi que os echaron a patadas por beberos todo el stock para la promocion que tienen ellos de cerveza......jajaja.....
ResponderEliminarHey!!! Espectaculares fotos, no me imaginaba que las sacarais desde el interior del arco, madre mia que miedo.....entiendo perfectamente a Antonio agarrado a la silla, sin poder tomar ni una foto....brrrr
Para finalizar no podia faltar las noches bluseras......supongo que todo tiene un sabor especial por esas latitudes, ya me diras cuando vayas a un club de blues en Sevilla si suena igual ........
Un abrazo y cuidaros mucho
Carlo
(no puedo poner acentos)
:-)
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