lunes, 31 de octubre de 2011

Del Campo...

  Muy buenas a todos de nuevo.
  Tras unos intensos días visitando los parques de la sierra californiana podemos descansar al fin en la preciosa ciudad de San Francisco.
  Después de nuestra visita al Valle de la Muerte nos acostamos en la ciudad de Bishop, muy cerca del Inyo National Forest, un extenso parque natural en cuyo interior se hallan los "Mammoth Lakes" (los Lagos del Mamut). Toda esta zona se encuentra en las estribaciones de Sierra Nevada con lo cual nos sentíamos relativamente cerca de casa. Pasamos del falso hielo de Death Valley a las nieves perpetuas de esta cadena montañosa. Aún no han caído las primeras nevadas y aún así las zonas más altas conservan los últimos restos del pasado invierno. Antes de acercarnos al famosísimo Parque de Yosemite accedimos al Bosque Nacional Inyo. Allí nos detuvimos en uno de los puntos más altos del parque que resulta accesible por carretera. El "Minaret Vista" a 9.265 pies de altura (2.800 metros) nos permite contemplar los grandes bosques y las cimas nevadas más espectaculares. Las grandes extensiones de coníferas comienzan a aparecer bajo nuestros asombrados ojos y recorremos a pie dos sendas especialmente interesantes. 




  
  Una de ellas nos acerca al "Devils Postpile" un capricho de la naturaleza tallado en piedra. Los movimientos sísmicos han rasgado la roca creando una pared hecha de postes de piedra que después ha decidido retorcer en uno de sus vértices. La visión vuelve a dejarnos absolutamente perplejos viendo las formas geométricas que la naturaleza es capaz de crear.



  
  Continuamos nuestra excursión hasta las "Rainbow Falls" (Cataratas del Arco-Iris) Recorremos el hábitat natural del oso negro entre grandes pinos y posteriormente caminando por los restos de antiguos bosques calcinados. 

  
  Un largo trecho que nos acerca al rumor inconfundible de una gran cascada que se abre paso entre las paredes de un profundo cañón. La catarata del arco iris aparece ante nuestros ojos cansados. La preciosa gama de colores proyectados en la cortina de agua que se forma en su base nos compensa de los sinsabores de la larga caminata bajo el sol abrasador. 


  
  Permanecemos una largo rato para deleitar los sentidos -y recuperar el resuello- y retomamos el camino de vuelta hacia nuestro nuevo destino.
  La excursión por los "Mammoth Lakes" es especialmente gratificante. Una serpenteante carretera nos adentra en una región que se prepara para el invierno apurando los últimos días de un suave y cálido otoño. El camino nos depara sin solución de continuidad los lagos Gemelos, el lago Herradura, el lago Mary, el lago George y el lago Mamie prácticamente pegados unos a otros y con las cascadas gemelas que los alimentan desde las altas montañas. 






  Algunos embarcaderos y varias decenas de barcas de pesca aprovechan las últimas horas de la tarde para atrapar indolentes los rayos del sol y, si hay suerte, alguno de los hermosos salmones que nadan en estas aguas.


  Al caer la noche nos acercamos a Lee Vining el pueblo más cercano a la entrada oriental del parque Yosemite al que vamos a acceder a primera hora del día siguiente.
  Nos levantamos a las siete de la mañana para poder recorrer el parque entero con toda tranquilidad. Al asomarnos al exterior la temperatura ha caído hasta los tres grados bajo cero y nos colocamos por primera vez varias capas de ropa para poder quitárnosla conforme la temperatura suba. El techo del Mustang está congelado y nuestros cuerpos no le van a la zaga. Amanece en California cuando nuestro coche entra en Yosemite. Los laterales de la carretera aún conservan el hielo de la noche y nuestra primera parada se produce en Olmsted Point un fantástico lugar desde el que se adivina todo el parque con el impresionante "Half Dome" al fondo ("Media Cúpula") 






  Algo más abajo podemos observar las fantásticas formaciones rocosas creadas tras la retirada de antiguos glaciares. Las rocas que se yerguen solitarias en medio de la piedra pulida son el resultado de miles de años de deshielo del glaciar.



  Seguimos por una carretera que circunda espectaculares paredes de piedra y bosques preciosos de pinos gigantescos. De vez en cuando un río corre paralelo a nuestro vehículo. Su suave rumor y la luz oblicua que se filtra entre las hojas nos obligan a realizar inesperadas paradas para captar la belleza del momento.







  La llegada al Yosemite Valley, la pequeña villa incrustada en medio del parque, viene precedida por la asombrosa visión de "El Capitán" una inmensa mole de granito que se levanta imponente ante nosotros.



  Continuamos nuestro camino hacia la "Brideveil Fall" (cascada del velo de novia) fantástica, aunque con un caudal considerablemente menor que en la época del deshielo. 



  "Mariposa Grove" el bosque de las secuoyas es nuestra penúltima parada en el intenso día. Esta arboleda es el hogar del "Grizzly Giant" el árbol más antiguo del parque Yosemite. Entrar en el bosque de Mariposa y mirar hacia arriba…más arriba…un poquito más para contemplar las copas de algunos de los árboles más altos del mundo no se puede describir con palabras. Hemos agotado todos los adjetivos en este maravilloso viaje y aún así queda un pequeño espacio en nuestros corazones para sorprendernos un poquito más. 




  Los gigantes silenciosos del bosque nos rodean. Su hermano mayor, el Monarca yace destronado en el suelo desde hace trescientos años. El tronco resiste a la putrefacción y se mantiene casi intacto como símbolo del tamaño colosal de estos árboles. Acercarse a su tronco infinito y colocarse junto a sus espectaculares raíces es toda una experiencia. 




  Más allá se encuentra un grupo de cuatro árboles. Uno más grande y otros tres cercanos. "The Barchelor and the three Graces" El "soltero" se haya un poco más alejado y las tres Gracias crecen muy juntas observándole presumidas, aunque se sospecha que las raíces de los cuatro están tan entrelazadas que si alguno de ellos cayera, caerían todos a la vez. 



  Siguiendo la senda nos encontramos con el árbol más antiguo del bosque. El "Grizzly Giant" tiene entre 1900 y 2400 años de antigüedad y la base de una de sus espectaculares ramas es mayor que la de cualquier otro árbol que crece en Yosemite. 




  Otras grandes secuoyas van cruzándose en nuestro camino hasta que damos con el "California Tunnel" un agujero practicado en uno de los árboles más grandes para dar paso a los carruajes de la época.




  Terminamos nuestro periplo en Yosemite llegando al Glaciar Point, desde el que se divisa una panorámica fantástica del parque con sus cascadas y su enorme "Half Dome" visto desde una perspectiva completamente distinta a la que tuvimos esa misma mañana desde el otro extremo. 
  

  




  La visión vuelve a llenarnos de una serena paz y alegra los agotados corazones. El sol comienza a ponerse cuando iniciamos el largo camino que nos llevará hasta la costa del Pacífico, por fin, y a la fantástica y cosmopolita ciudad de San Francisco.

  Un beso a todos

  C&A