miércoles, 16 de noviembre de 2011

Broadway baja el telón


  Estamos a punto de abandonar Nueva York y poner punto y final a nuestro fabuloso Viaje. Por una parte con ganas de volver y por otra deseando que la experiencia no se acabara nunca. Hemos completado más de cuarenta días recorriendo los Estados Unidos acompañados de un buen puñado de amigos que nos han seguido fielmente por internet.
  Estos dos últimos días hemos apurado la visita y hemos hecho un crucero desde el Hudson saliendo desde el muelle 83 (justo al lado del portaaviones-museo "Intrepid") pasando por Liberty Island -efectivamente donde se levanta la estatua- y por Ellis Island donde llegaban todos los inmigrantes desde Europa antes de poder entrar en territorio americano. 




   
  Después seguimos por todo el downtown, el Battery park, el puerto de Manhattan y tres de los puentes colgantes que salvan el East River: el de Brooklyn, el de Manhattan y el Williamsburg y al llegar a la altura del edificio de las Naciones Unidas y la isla Roosevelt, media vuelta y hacia el lugar de partida.






  El tiempo se ha estropeado un poquito desde hace un par de días y -aunque sigue sin llover- las nubes le dan a las calles un aspecto melancólico acorde al otoño neoyorquino. Ese tono plomizo se une a nuestro espíritu que se entristece sabiendo que estamos prácticamente despidiéndonos de la ciudad. 
  Hoy hemos estado visitando el museo Guggenheim que tiene una extravagante exposición de Maurizio Cattelan, un polémico artista italiano que puso como condición colocar todas sus obras colgadas desde el techo del museo. Sus trabajos penden con cuerdas por los diferentes niveles de la sala y el espectador se los va encontrando a medida que sube las rampas de la galería principal.






   El museo cuenta con otras tres salas en su colección permanente. Una de ellas dedicada a su artista estrella Wassily Kandinski con magníficos lienzos como "Composición número 8", "Varios Círculos" o la más importante "Pintura con borde blanco". 




  En las otras dos salas encontramos algunos cuadros seleccionados de Manet, Monet, Picasso, Cezánne, Van Gogh, Toulouse-Lautrec, y Rousseau. 

  Un museo más pequeño en el que se agradece la completa audioguía en español que te ayuda a comprender al pintor y su obra.
  La visita obligada a Central Park, absolutamente espectacular con la luz del otoño y los árboles a medio desnudar, nos llevó desde el lago principal (Jacqueline Kennedy Reservoir) hasta el edificio Dakota, el castillo de Belvedere o el monumento a Alicia en el País de las Maravillas. 






  El parque está siendo recuperado tras la fuerte tormenta del pasado octubre y el suelo luce una espectacular manta de hojas rojas y amarillas que los grandes árboles siguen desgranando con dolorosa lentitud. 




  Un paseo delicioso que debe acompañarse con uno de los famosos perritos calientes callejeros que en Nueva York siguen teniendo más fama que sabor.
  La ascensión al Empire State Building emulando al mítico gorila gigante se hace -afortunadamente- por el interior del edificio, aunque las vistas siguen siendo tan espectaculares y arrebatadoras como en aquellos fabulosos años.
  Antes de partir hoy hacia el aeropuerto aún queremos acercarnos a Madison Square, ver el fantástico edificio triangular Flatiron y echar un vistazo al complejo del Rockefeller Center que ya tiene preparada su pista de hielo y están montando el gigantesco árbol de Navidad
  Amigos, el viaje llega a su fin y apenas nos queda tiempo para coger un yellow car y prepararnos para el vuelo que desde Newark vía Lisboa nos acercará definitivamente a nuestros hogares. No queremos despedirnos sin agradecer la desinteresada amistad de dos chipioneras afincadas en la Gran Manzana y que han hecho que nuestra estancia haya sido mucho más sencilla y divertida. Alicia, Luisa, os debemos un perol bien grande de carne con papas. 
  Nos vemos muy pronto.

  Un beso a todos

  C&A

martes, 15 de noviembre de 2011

New York, New York

  Buenas a todos de nuevo

  Seguimos pateando la Gran Manzana de norte a sur y de este a oeste. Estos días han tenido un marcado carácter cultural al visitar dos grandes museos y la Public Library. 
  El primer museo en pasar por nuestras ávidas miradas ha sido el MOMA del que no hay que perderse la última planta. "Las señoritas de Avignon" de Picasso y "Noche estrellada" de Van Gogh son las grandes atracciones de una colección permanente en la que destacan también lienzos de Miró, Gauguin, Matisse, Cézanne, Klint, Modigliani y por supuesto el Pop Art con Andy Warhol como máximo exponente.




  Al día siguiente, tras pasear por la ciudad y seguir contemplando la variedad de rascacielos y edificios que te obligan a estar permanentemente con la mirada puesta en el cielo, nos dirigimos al Metropolitan Museum of Art. 









  El Metropolitan es uno de los más variados y mejores museos del mundo con sus colecciones permanentes sobre arte egipcio, arte medieval, tesoros precolombinos, escultura europea, arte griego y romano o arte islámico. 



















  La sala que contiene el templo egipcio de Dendur recibe la luz de las grandes cristaleras que dan a Central Park.




  Sus salas de arte moderno y de grandes pintores europeos nos dejó la posibilidad de volver a disfrutar de artistas como Dalí, Picasso, Van Gogh, Munch, Manet, Monet, Degas, Renoir, Juan Gris, Sorolla y un largo etcétera que llegó el punto de dejar nuestros sentidos prácticamente colapsados.











  El viernes por la noche cenamos en el "Zebra Room" la trastienda del Lenox Lounge, uno de los locales más conocidos de Harlem donde tocaron Miles Davis, John Coltrane, y donde tenía siempre una mesa reservada Billie Holyday. 




  Allí pudimos disfrutar de un trío excepcional de músicos. Unos auténticos virtuosos que rondaban los cincuenta años de edad capitaneados por el fabuloso pianista Roy Meriwether, en la batería Sir G. Earl Griss, un negro delgado de manos y movimientos ágiles, perfectamente trajeado y con una sonrisa permanente en el rostro y Paul Rambsy en el bajo. Increíble el suave deslizar de esas manos negras de yemas rosadas volando por los trastes acariciando apenas el mástil de su instrumento y extrayendo los sonidos más hermosos.



  La mañana del sábado la ocupamos en acercarnos al mercado que se monta tres días a la semana en Union Square. Granjeros y agricultores de todo el estado y de algunos estados vecinos se dan cita para vender sus coloristas productos entre una gran cantidad de gente que disfruta de la soleada mañana otoñal. Desde flores y frutas hasta huevos ecológicos pasando por tomates, cebollas, patatas, quesos, pasteles, pimientos, panes, tartas, vinos, mermeladas en una orgía de colores y aromas que deleitaban los sentidos. 

















  Tomamos un té helado de menta endulzado con jarabe de arce que estaba delicioso y compramos varios productos para prepararnos una fantástica ensalada.







  Aprovechamos la tarde para acercarnos a la Biblioteca Pública de Nueva York donde tantas películas se han rodado y caminamos hasta la estación Grand Central para obtener una de las mejores vistas del edificio Chrysler que es sin duda nuestro favorito de todo el skyline neoyorquino.






  Nuestros pasos nos llevaron por la 42 St. acercándonos al Bryant Park donde han instalado ya una pista de patinaje sobre hielo que estaba a rebosar de gente. 











 Los puestos del parque comienzan a mostrar los primeros adornos de Navidad y en el ambiente ya se puede respirar el espíritu navideño que pronto lo impregnará todo.
  Nuestra llegada a Times Square, ya físicamente hechos fosfatina, nos dejó aturrullados ante la ingente cantidad de personas que se apelotonaban por todas partes. 














  Entre codazos, empujones, coches, policías, taxis amarillos y letreros luminosos ciclópeos decidimos coger el metro que nos llevaba de vuelta a la tranquilidad de nuestro hogar.

  Un beso a todos

  C&A