En Capilla

  Bueno, ya está el blog recién creado y apenas tenemos tiempo de contar gran cosa antes de irnos. Aunque sea de un tópico que echa para atrás, es cierto que estar en capilla te revuelve el estómago y la sensación de vértigo se acentúa con cada hora que pasa.
  Mañana comienza el Gran Viaje y aún no hemos preparado las maletas. Imagino que el saber que no te va a caber ni la mitad de lo que tienes previsto no ayuda especialmente. A eso, además, hay que sumarle la ecuación empírica:
   A (Lo plantees como lo plantees)      +      B (Elijas lo que elijas)  =
   C (¿Para qué rayos me he llevado esto?) - D (¿Por qué demonios no lo metí en la maleta?)
  Es decir, que hagamos lo que hagamos, nos faltarán varias docenas de gayumbos y nos sobrarán esos fabulosos guantes de neopreno especialmente diseñados para exploraciones subacuáticas que jamás tendremos ocasión de estrenar.

  Salimos de Sevilla a las once y cuarto de la mañana rumbo a Lisboa. Allí apenas tenemos cincuenta minutos para cambiar de avión, así que la primera aventura está en intentar no pasar una noche extra en Lisboa por cortesía de la TAP (líneas aéreas portuguesas) Si desgraciadamente nos quedamos en tierras lusas es posible que nos bebamos parte del Tajo (convenientemente destilado y embotellado) para ahogar nuestras penas.
 La llegada al aeropuerto de Newark (Nueva York) está prevista a las 4:00 PM Local Time (hay que ir practicando el idioma) Allí  tenemos reservado nuestro flamante Chevrolet Uplander (o similar) con el que comenzaremos nuestra ruta.

  Lo primero es poner rumbo a Philadelphia donde llegaremos para cenar (abstenerse de insertar aquí cualquier tipo de chiste, choteo o chascarrillo sobre la materia prima a consumir en nuestro ágape nocturno) Después al hotel a descansar tempranito y así poder visitar al día siguiente la ciudad, cuna de los padres de la patria (su patria, claro) y lugar insigne donde se firmó la declaración de Independencia de nuestros queridos amigos yankis.

  Pero eso ya se verá. De momento disfrutaremos de nuestras últimas horas en casita y trataremos de poner en orden los doscientos mil mapas, rutas e itinerarios que inundan nuestras mesas de trabajo.

  Besos a todos

  C&A (no, no vendemos calcetines)