miércoles, 19 de octubre de 2011

Rumbo al Lejano Oeste



  
    Hola a todos. Aquí estamos otra vez para ofreceos una nueva entrega de nuestro Gran Viaje.
  Hemos salido de Memphis hace un par de días y ya estamos en Albuquerque. El coche ya ha pasado la barrera de los 5.000 kilómetros y su interior -flamante y resplandeciente en Nueva York- presenta el aspecto de un desastre post-nuclear. Necesitaremos algo más que una aspiradora industrial si queremos dejarlo en condiciones para su devolución en Las Vegas.
  Hemos pasado por  tantos lugares que casi ni los recordamos. Lo que sí nos pareció interesante fueron los edificios Art Decó que se yerguen en todas las calles del centro de Tulsa en el estado de Oklahoma. 





  Es en este estado donde se encuentra el mayor número de kilómetros transitables de la antigua Ruta 66. A partir de este punto inicial las señales que indican la ruta -recibidas hasta hace bien poco con jolgorio y entusiasmo- son tan numerosas que apenas suscitan un mínimo interés
  -Ahí hay otra
  -Ajá
  -Vale
  -Pues qué bien...


 

  Solo las grandes señales y los puntos específicos nos llaman ahora la atención. En Arcadia, cerca de Oklahoma City, está el Round Barn (literalmente granero redondo) cuya cúpula visitable posee una extraordinaria acústica. Algunos puentes ostentan grandes letreros y otros lugares destacados poseen cerámicas o alguna estatua junto al cartel que marca la Ruta 66.









  Llegados a El Reno nos detuvimos a comer en "Robert's Grill" donde se jactan de hacer las mejores hamburguesas con cebolla de Oklahoma, pero os aseguramos que un inspector de sanidad en España hubiera clausurado el infecto garito sin siquiera bajarse del coche. Eso sí, las hamburguesas (doble de carne, doble de queso, doble de calorías) estaban deliciosas.


  La carretera nos esperaba después del banquete y continuamos rumbo a Amarillo (Texas), entonces comenzó a nublarse el cielo y por un momento tuvimos la sensación de que se iba a formar uno de esos magníficos tornados que se ven en las películas y que tanto abundan por estos lares. De lo que estábamos seguros es de que habiéndonos metido en el cuerpo las gigantescas hamburguesas podrían volar a nuestro alrededor granjas, molinos, vacas o tractores pero que nuestro coche no iba a despegarse del suelo ni un solo milímetro.
  El cielo estaba muy oscuro y completamente cubierto. La temperatura había bajado más de diez grados y un mar de nubes negras volaban a gran velocidad sobre nuestras cabezas. De pronto se abrió en el cielo ante nuestros asombrados ojos un auténtico agujero de oro y el horizonte se incendió de un rojo espectacular. Sobre las tierras yermas de Texas pudimos contemplar uno de los atardeceres más bellos de nuestras vidas.



  Tras dormir morados en Amarillo emprendimos el viaje hacia Nuevo México. Ya empezamos a cruzarnos con todo tipo de vehículos y las bandas de moteros son los reyes de la carretera. 




  Hemos visitado Santa Fe con sus hermosas casas de adobe, sus tiendas de artículos religiosos y de artesanía india y sus hermosas iglesias. Al estar situada sobre una meseta rodeada de montañas el cielo es limpio y de un azul intenso. La temperatura ya ha bajado considerablemente respecto a la de hace un par de días y creemos que ya nos va a acompañar hasta el fin del viaje. También hemos visto las primeras rectas interminables sin divisar un solo coche.





  Albuquerque ha sido nuestra última parada desde donde os escribimos antes de dormir. Mañana nos levantamos a las seis de la mañana para comenzar una ruta de cinco días por tres de los parques más famosos de Estados Unidos: Monument Valley, El Gran Cañón del Colorado y el Parque Nacional Zion. Pero eso será a partir de mañana.

  Un beso a todos

  C&A (+J)

1 comentario:

  1. jejeje..........bien metidos en el meollo, moteros hamburghesas doble de queso y cebolla...
    Por cierto las fotos del atardecer solo le faltan una banda sonora...aixsss

    Mucha suerte muchachos!! Estási a medio camino?

    Besos

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