Hola a todos. Abandonamos Boston para acercarnos a nuestra última parada. Escribimos estas líneas a bordo del tren Amtrak que nos lleva hacia Manhattan.
Como os comentábamos Boston nos ha servido para recuperar fuerzas y descansar un poco del largo viaje realizado. El hotel que escogimos está situado en las afueras de la ciudad, en Winthrop, una pequeña isla a la que se accede por medio de un puente y que nos ofrecía la majestuosidad del atlántico, la cercanía de la ciudad y la tranquilidad de un pequeño pueblo pesquero y residencial.
Las casas típicas de Nueva Inglaterra se levantan a ambos lados de las tranquilas calles y el sol inunda de luz el frío ambiente del pueblo.
Asistimos a una hermosa puesta de sol en la cala de cristal que haciendo honor a su nombre refleja estático las embarcaciones y disfrutamos de la extraordinaria tranquilidad del lugar asistiendo al espectáculo de la menguante luz con el skyline de Boston al fondo.
La ciudad de Boston es a la vez tranquila y animada. No tiene los problemas de tráfico de otras grandes ciudades pero ofrece todo aquello que un visitante pueda necesitar. En Plymouth, muy cerca de aquí, desembarcaron los 102 puritanos que viajaban en el Mayflower para establecer el primer asentamiento europeo en las costas de Nueva Inglaterra. También en Boston se produjo en famoso Motín del Té, cuando en 1773 un grupo de colonos disfrazados de indios arrojaron a las aguas del puerto la carga de 342 cofres con té que acababan de arribar a bordo de tres barcos ingleses de la Compañía Británica de las Indias Orientales. La denominada "Fiesta del Té" o "Tea Party" (tristemente puesta de moda otra vez) con la que los colonos comenzaron su lucha particular contra los ingleses en los inicios de la Guerra de la Independencia.
El río Charles desemboca en este puerto y cruza la ciudad que está rodeada de jardines e iglesias.
Muy cerca del centro se alza la "Trinity Church" que tiene la peculiaridad de compartir espacio con uno de los edificios más altos de la ciudad que se levanta justo a su lado.
El campanario de la Iglesia de la Trinidad está inspirado en la catedral de Salamanca y cuenta con un pórtico espectacular que se ve reflejado en los cristales de su gigantesco vecino.
Aquí no tienen los problemas que hay en Sevilla con la peliaguda cuestión de la construcción de la Torre Pelli. En Boston el contraste de modernidad y legado histórico lejos de chocar se dan la mano sin mayor polémica ni rasgado de vestiduras.
Como en casi todas las grandes ciudades americanas Boston cuenta con un populoso y animado barrio chino cuya puerta de entrada es aún más bonita que la de San Francisco.
Los edificios más altos de la ciudad se encuentran en el downtown, el distrito financiero. Allí pudimos contemplar los rascacielos y la zona más moderna de la ciudad.
En ese mismo distrito nos encontramos con una sorpresa que parece ser está cundiendo ejemplo en todo el país. Los indignados de Boston conocidos por "Occupy Boston" han levantado en uno de los parques del centro financiero de la ciudad un campamento siguiendo el ejemplo de España y de otros países europeos.
Aquí los lemas son diversos pero van todos en una misma dirección. Desde veteranos por la paz y la petición del regreso de las tropas en misiones de "paz", hasta el recorte de los presupuestos bélicos para poder sufragar el plan de Salud Universal pasando por el sentimiento de que sin una clase media fuerte no puede haber un país fuerte. A todo esto le añadimos la falta de oportunidades laborales y los cientos de lemas en contra de los Bancos y contra la concentración de la riqueza en apenas el 1% de la población y tenemos un caldo de cultivo muy similar al que dio origen a los movimientos de los indignados en las principales ciudades españolas.
Nuestra partida hacia la Gran Manzana desde la South Station nos ha dejado una suave melancolía al dejar atrás el penúltimo destino de nuestro periplo. Han sido más de 11.000 kilómetros de carreteras recorridos entre nuestra querida Chrysler "Town & Country" y el veloz Ford Mustang.
Los campos, bosques y lagos de Massachusetts se desdibujan tras las ventanillas de nuestro vagón mientras el tren se desliza lento e inexorable hacia nuestro destino final. Nueva York, allá vamos.
C&A
Bueno!! Se acerca el final, se nota como escribes, la melancolia se apodera y se refleja en los cristales de los edificios de Bostón.
ResponderEliminarRealmente una fotos preciosas, y el pobre pajarito pegado con superglu a la barandilla... :-)
Bsss